.. y así, cada parte de nuestro arte, parte de Marte.

domingo, 2 de junio de 2013

Corazón y Cerebro: sentimiento y conocimiento (T3)



El arte se divide en dos polos opuestos: los sentimientos y el análisis formal. ¿Son realmente opuestos? ¿Podrían funcionar el uno sin el otro? ¿Acaso el corazón y la cabeza no se necesitan para crear algo grande? Llegados a este punto, ya he definido muchas veces la idea de EQUILIBRIO. La educación es una fórmula que puede darse de diferentes maneras, y a cada uno le funciona su forma de enseñar y de entender la educación. En mi caso, creo en una pedagogía que combine, que mezcle, que se de entre alma y cerebro. Es necesario pensar con criterio, ser profesional y formarse en todo aquello que le pueda servir para ser un buen maestro. Pero también es fundamental poner el alma en el trabajo, y más aún si este es con niños, con personas.

 

Antes de comenzar con esta subdivisión, adentrándome en la doble vía que supone el arte en cuanto a expresión y análisis. He de decir que hablamos de imágenes, de las cuales aprendemos sin darnos cuenta, nos influyen y nos marcan.

La cultura que viene dada en nuestra sociedad es la cultura de los estereotipos, ya trabajada en asignaturas anteriores (teorías de Luquet y Lowenfeld). La dimensión estética y creativa de la cultura plástica y visual, se introduce en los niños por numerosas y diferentes vías: ilustración gráfica, cartel, publicidad, murales, películas, televisión, juegos de ordenador, logotipos, arte público, libros… todas estas opciones están presentes en el día a día. Hasta en la pared de su habitación. Los niños se ven expuestos a un “bombardeo” indirecto de imágenes del que aprenden y al que imitan sin darse cuenta. Y, en numerosas ocasiones aparecen los estereotipos, la simplicidad de dibujar o representar la realidad, cerrando las puertas a la equivocación. Este hecho se da en la sociedad, y es inevitable si no interviene. En contradicción a las ideas de Kandinsky, “el niño mira con ojos frescos y tiene todavía la habilidad natural de absorber la cosa tal cual es…”, aparece la idea de la influencia del estereotipo, éste interactúa de manera indirecta con el niño, incide en sus pensamientos, en su imaginación y en la creación de sus relatos plásticos. Por lo tanto, se cae la teoría de “la libertad hace que los niños aprendan a dibujar y expresarse de forma creativa”. Los niños no son seres indiferentes a la sociedad que les rodea, observan e imitan, y necesitan un amplio abanico donde elegir aquello que más le interesa para sus creaciones. Por supuesto que la solución no es copiar y repetir una y otra vez la misma obra del mismo autor, así no se aprende. La solución es provocar a los niños para que decidan qué y cómo utilizar de cada autor en sus propias construcciones.

Partiendo de esta línea pedagógica, tenemos entonces dos ramas en las que centrarnos. ¿Cómo se utilizan las artes para trabajar la expresión y el análisis de éstas?

En primer lugar, el papel de las artes plásticas en Educación viene marcado por la idea de arte y de infancia. Todo se confabula en torno a esta pedagogía en la que el arte “es más que un recurso”  y lo niños “son capaces de”. Incidiendo en el gran papel que tiene el arte como manifestación de emociones y sentimientos, entra en juego la concepción de múltiples artistas que se pueden trabajar. El énfasis en los usos expresivos del arte a través de la historia, la búsqueda de sentimientos para enriquecer el registro sensible de nuestros alumnos, trabajar el color que evoca sentimientos (no únicamente tristeza y alegría, sino muchos otros), las formas, las líneas… todos estos elementos con los que podemos jugar en busca de determinadas expresiones o emociones. Autores como Kathe Kollwich que utiliza la luz, la información y generan sentimientos de gran fuerza  expresiva. Kandinsky, que a pesar de su idea pedagógica sobre la concepción de infancia, pose gran impacto expresivo en su utilización del color. Todo ello nos da la posibilidad de ofrecer instrumentos para relacionarse con la realidad. Es necesario condicionar a los niños de manera que opten a mayor número de respuestas, de formas de acción, de manera de aprender y donde puedan elegir aquello que les llama la atención, que les haga ser creadores de ideas creativas, diversas; a raíz de la riqueza de sus experiencias.

Esta función del arte, se puede tratar desde distintos aspectos, mediante la utilización de recursos expresivo (T4: 100 lenguajes, 100 recursos). Los principales son:

El color otorga valor y significado; pero también juega con la percepción, es cambiante según el contraste con el que se mira. Depende de su entorno, es un gran recurso para trabajar en el aula, con distintas posiciones, mezclas y combinaciones.

La forma puede ser figurativa o abstracta. La primera es la que define lo que representa, suele transmitir más sentimientos que la abstracta, a la cual es difícil atribuir emociones similares entre los que la leen.

La mancha y el garabato, valor expresivo que desencadena historias, pensamientos, acciones, que los niños utilizan para expresar y para sentir.

El ritmo, con gran valor musical, direccional, el cual concede una temporalización y un espacio a la obra artística.

Éste está muy relacionado con los dos siguientes: la composición y la disposición espacial, con el que podemos trabajar el orden, el desorden, el equilibrio, la armonía, etc.

Y con el movimiento, que sugiera idea de cambio en un espacio, diferencias y comparaciones.

La textura, que adquiere valores táctiles en su manipulación, un recurso muy recurrido en Educación Infantil.

 
La utilización de todos estos recursos, amplían la cultura visual del niño, la cual se forma en todos los ámbitos (pintura, fotografía, escultura, imágenes…) y debe darse en plano artístico, periodístico y familiar. La forma de trabajarlas construye la personalidad de los alumnos, es necesario por ello abrir nuestras perspectivas curriculares, para llevar a cabo un proceso (T5 Crear para aprender, no aprender para crear), lo más completo posible de las artes plásticas.

Sin embargo, no debemos olvidar que el desarrollo de los niños, se da en conjunto, aprenden de la observación, de la interacción, es un proceso en el que influyen todos los aspectos y experiencias. Por eso, nos centraremos ahora en el campo de análisis y fuente de experiencia. En lo que podemos llamar el “cerebro” del arte, como he explicado anteriormente, es la segunda línea, muy unida a la expresión de sentimientos. ¿Cómo podemos trabajar estos aspectos más teóricos, sin caer en la mera repetición y memorización? Jugando con el análisis. El sentimiento no está tan alejado del análisis del arte, es necesario manipular y/o sentir el arte, las formas de creación y el conocimiento visual para aprender y reflexionar sobre este. ¿Cómo se convierte el experimento en saber? Hay que poner en marcha diversas estrategias didácticas de análisis. La primera es encontrar abstracción geométrica (1) en la realidad, la cual se basa en representar esas formas que aparecen en el entorno o en una obra artística. La segunda es sacar el esqueleto (2) de la realidad (formas elementales, estructuras…), creando un mapa estructural que nos sirva de reconocimiento. La tercera es la tan utilizada en E. I., el cubismo (3), trabajando la representación de diferentes puntos de vista en el mismo momento, algo muy beneficioso para los niños puesto que desarrolla su empatía y su capacidad de ponerse en el lugar del otro. La última estrategia que presento es extraer las formas geométricas y combinarlas (4), estrategia ligada a la primera, pero esta vez nos centraremos más en la creación de distintas combinaciones.




En relación con la puesta en práctica de estas estrategias didácticas, trabajamos en clase una propuesta llamada “El Aula de las Sensaciones”, en la que intervienen todas las variantes que el educador manipule y no, en la percepción de los niños. Vivencian una proyección de imágenes, juegos de luces, texturas, interacciones entre colores, formas, movimiento, etc. Una de las cosas que les llamaba mucho la atención era el resultaba que se generaba con la superposición de papeles de colores sobre otros objetos, sobre su piel… Con estas experiencias los niños aprenden con su propia vivencia a resolver problemas, a buscar nuevas inquietudes, observan y modifican los resultados, obtienen aprendizaje, construyendo su propio conocimiento. Cabe destacar en concreto con esta actividad de los colores, es importante trabajar la percepción que supone su visualización en relación al resto de colores que los rodean; es decir que el color depende de los colores que tiene al lado.



El color del pantalón, "verde turquesa", es percibido como más cercano al azul al colocar a su lado una carpeta de un verde más intenso; en cambio si colocamos una carpeta de color azul intenso, el pantalón se acerca más al verde. (en la fotografía no se aprecia el color real de la prenda)


Porque trabajar las nociones plásticas no es colorear sin salirse de la raya utilizando muchos colores. Es probar, cambiar, observar e INVESTIGAR de manera sistematizada, siguiendo unas fases, con unas variables, obteniendo conclusiones (qué ha pasado, qué se ha aprendido, cómo…) Así se convierte el experimento en sabe. El saber aprendido se aplica y es significativo.

“Trabajar el blanco no es pintar sobre una cartulina blanca, sino probarlo sobre otros colores, investigando qué ocurre, aprendiendo de ello”.

Hay que mencionar que todas estas formas de trabajar, estos métodos, técnicas, utilización de recursos… viene condicionado por la idea de infancia que tiene la sociedad. En relación a las técnicas expresionistas, es conocida la idea de que los niños “sólo son capaces de trabajar el cubismo en la escuela, por su simplicidad en las formas”; se transmite aquí la idea de que “los niños tienen una mente simple y no pueden aprender cosas complicadas”. Demostrado está por las experiencias de varios educadores (como Mercè) que esto no es cierto, los niños son capaces de aprender cualquier cosa, el éxito está en saber cómo aprenderlo. Esta concepción de infancia, tan extendida por la sociedad, impide que el aprendizaje de los docentes sea progresivo, innovador y de una gran riqueza educativa. ¿Lo impide realmente? En mi opinión, es importante adoptar una actitud positiva y de iniciativa, los pequeños movimientos son los que cambian la mentalidad de la sociedad, y por muy difícil que sea, hay que empezar desde abajo. Como maestra, pienso y actúo en la medida de que los alumnos son capaces de, pero claramente hay que provocar que las ideas y las reflexiones surjan, y para ello es necesario movilizarse y poner en marcha todos nuestros conocimientos. Con el arte ocurre igual, no es una “asignatura de relleno”, no es un “recurso para aprender o desarrollar la habilidad motriz” (que también), sino que tiene un papel importante en el desarrollo de los niños, y por ello es fundamental trabajarla en las escuelas. Los nuevos tiempos ayudan a que esto sea posible, por eso hay que estar en continua formación y pendiente de la innovación. El gran problema es que no tenemos criterio para elegir y decidir si las opciones que nos ofrecen las editoriales pueden ser beneficiosas, es decir, si podemos utilizar algo de lo que nos ofertan. No debemos dejarnos llevar por las editoriales, las fichas y las programaciones, que nos tienen ganado el terreno a las escuelas. Nuestra postura ha de ser de intelectuales, enriqueciéndonos, y siendo profesionales, es lo que marcará la educación de nuestros alumnos. Por eso mismo, debemos investigar y formarnos.

En el texto de Steinberg y Kincheloe, “Cultura infantil y multinacionales”, se establece una crítica a la producción de cultura infantil popular de las empresas comerciales, y al efecto de esta cultura sobre los niños. El poder del capitalismo, y la sociedad en la que vivimos, que gira en torno a unos objetivos políticos y económicos, impide que se piense en educación como una herramienta para hacer mejores personas a los niños. Las empresas marcan su línea educativa, haciendo que los niños construyan sus conocimientos en base a lo que ellos les interesa, con el objetivo de formar personas para su disposición, que se adapten al modelo de sociedad que han creado. En cambio, en la actualidad existen múltiples líneas pedagógicas, investigaciones y formas de trabajar y de practicar la educación. Pero, ¿siempre ha sido así la educación?, ¿siempre ha existido esa forma uniforme de ver la educación y de dar las clases? Hemos visto que el trabajo por proyectos no tiene nada que ver con esta condición que impone la cultura y la sociedad, Mercè trabaja por proyectos. Creía en otra forma de educación, sin libro de texto, sin materiales específicos, sino que los buscaba, los trabajaban, des daban forma; y ahora se cree que se está inventado esta nueva forma de trabajo, pero en realidad ya había unos pocos que la aplicaban.

LA EDUCACIÓN DE CALIDAD ESTÁ EN BUSCAR LO SIMPLE Y LO POCO, Y ESO DARÁ CONOCIMIENTOS DE VALOR Y MUCHOS APRENDIZAJES.

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