El arte se divide en dos polos
opuestos: los sentimientos y el análisis formal. ¿Son realmente opuestos?
¿Podrían funcionar el uno sin el otro? ¿Acaso el corazón y la cabeza no se
necesitan para crear algo grande? Llegados a este punto, ya he definido muchas
veces la idea de EQUILIBRIO. La educación es una fórmula que puede darse de
diferentes maneras, y a cada uno le funciona su forma de enseñar y de entender
la educación. En mi caso, creo en una pedagogía que combine, que mezcle, que se
de entre alma y cerebro. Es necesario pensar con criterio, ser profesional y
formarse en todo aquello que le pueda servir para ser un buen maestro. Pero
también es fundamental poner el alma en el trabajo, y más aún si este es con
niños, con personas.
Antes de comenzar con esta
subdivisión, adentrándome en la doble vía que supone el arte en cuanto a expresión
y análisis. He de decir que hablamos de imágenes, de las cuales aprendemos sin
darnos cuenta, nos influyen y nos marcan.
La cultura que viene dada en nuestra
sociedad es la cultura de los estereotipos, ya trabajada en asignaturas
anteriores (teorías de Luquet y Lowenfeld). La dimensión estética y creativa de
la cultura plástica y visual, se introduce en los niños por numerosas y
diferentes vías: ilustración gráfica, cartel, publicidad, murales, películas,
televisión, juegos de ordenador, logotipos, arte público, libros… todas estas
opciones están presentes en el día a día. Hasta en la pared de su habitación.
Los niños se ven expuestos a un “bombardeo” indirecto de imágenes del que
aprenden y al que imitan sin darse cuenta. Y, en numerosas ocasiones aparecen
los estereotipos, la simplicidad de dibujar o representar la realidad, cerrando
las puertas a la equivocación. Este hecho se da en la sociedad, y es inevitable
si no interviene. En contradicción a las ideas de Kandinsky, “el niño mira con
ojos frescos y tiene todavía la habilidad natural de absorber la cosa tal cual
es…”, aparece la idea de la influencia del estereotipo, éste interactúa de
manera indirecta con el niño, incide en sus pensamientos, en su imaginación y
en la creación de sus relatos plásticos. Por lo tanto, se cae la teoría de “la libertad hace que los niños
aprendan a dibujar y expresarse de forma creativa”. Los niños no son seres
indiferentes a la sociedad que les rodea, observan e imitan, y necesitan un
amplio abanico donde elegir aquello que más le interesa para sus creaciones. Por
supuesto que la solución no es copiar y repetir una y otra vez la misma obra
del mismo autor, así no se aprende. La
solución es provocar a los niños para que decidan qué y cómo utilizar de cada
autor en sus propias construcciones.
Partiendo de esta línea
pedagógica, tenemos entonces dos ramas en las que centrarnos. ¿Cómo se utilizan
las artes para trabajar la expresión y el análisis de éstas?
En primer lugar, el papel de las
artes plásticas en Educación viene marcado por la idea de arte y de infancia.
Todo se confabula en torno a esta pedagogía en la que el arte “es más que un
recurso” y lo niños “son capaces de”.
Incidiendo en el gran papel que tiene el arte como
manifestación de emociones y sentimientos, entra en juego la concepción
de múltiples artistas que se pueden trabajar. El énfasis en los usos expresivos
del arte a través de la historia, la búsqueda de sentimientos para enriquecer
el registro sensible de nuestros alumnos, trabajar el color que evoca
sentimientos (no únicamente tristeza y alegría, sino muchos otros), las formas,
las líneas… todos estos elementos con los que podemos jugar en busca de
determinadas expresiones o emociones. Autores como Kathe Kollwich que utiliza
la luz, la información y generan sentimientos de gran fuerza expresiva.
Kandinsky, que a pesar de su idea pedagógica sobre la concepción de infancia,
pose gran impacto expresivo en su utilización del color. Todo ello nos da la
posibilidad de ofrecer instrumentos para relacionarse con la realidad. Es
necesario condicionar a los niños de manera que opten a mayor número de
respuestas, de formas de acción, de manera de aprender y donde puedan elegir
aquello que les llama la atención, que les haga ser creadores de ideas
creativas, diversas; a raíz de la riqueza de sus experiencias.
Esta función del arte, se puede
tratar desde distintos aspectos, mediante la utilización de recursos expresivo
(T4: 100 lenguajes, 100 recursos). Los principales son:
El color otorga valor y significado;
pero también juega con la percepción, es cambiante según el contraste con el
que se mira. Depende de su entorno, es un gran recurso para trabajar en el
aula, con distintas posiciones, mezclas y combinaciones.
La forma puede ser figurativa o
abstracta. La primera es la que define lo que representa, suele transmitir más
sentimientos que la abstracta, a la cual es difícil atribuir emociones
similares entre los que la leen.
La mancha y el garabato, valor
expresivo que desencadena historias, pensamientos, acciones, que los niños
utilizan para expresar y para sentir.
El ritmo, con gran valor musical,
direccional, el cual concede una temporalización y un espacio a la obra
artística.
Éste está muy relacionado con los
dos siguientes: la composición y la disposición espacial, con el
que podemos trabajar el orden, el desorden, el equilibrio, la armonía, etc.
Y con el movimiento, que sugiera idea de
cambio en un espacio, diferencias y comparaciones.
La textura, que adquiere valores
táctiles en su manipulación, un recurso muy recurrido en Educación Infantil.
La utilización de todos estos
recursos, amplían la cultura visual del niño, la cual se forma en todos los
ámbitos (pintura, fotografía, escultura, imágenes…) y debe darse en plano
artístico, periodístico y familiar. La forma de trabajarlas construye la
personalidad de los alumnos, es necesario por ello abrir nuestras perspectivas
curriculares, para llevar a cabo un proceso (T5 Crear para aprender, no aprender para crear), lo más completo posible de las
artes plásticas.
Sin embargo, no debemos olvidar
que el desarrollo de los niños, se da en conjunto, aprenden de la observación,
de la interacción, es un proceso en el que influyen todos los aspectos y
experiencias. Por eso, nos centraremos ahora en el campo
de análisis y fuente de experiencia. En lo que podemos llamar el
“cerebro” del arte, como he explicado anteriormente, es la segunda línea, muy
unida a la expresión de sentimientos. ¿Cómo podemos trabajar estos aspectos más
teóricos, sin caer en la mera repetición y memorización? Jugando con el análisis.
El sentimiento no está tan alejado del análisis del arte, es necesario manipular
y/o sentir el arte, las formas de creación y el conocimiento visual para
aprender y reflexionar sobre este. ¿Cómo se convierte el experimento en saber?
Hay que poner en marcha diversas estrategias didácticas de análisis. La primera
es encontrar
abstracción geométrica (1) en la realidad, la cual se basa en
representar esas formas que aparecen en el entorno o en una obra artística. La
segunda es sacar
el esqueleto (2) de la realidad (formas elementales, estructuras…),
creando un mapa estructural que nos sirva de reconocimiento. La tercera es la
tan utilizada en E. I., el cubismo (3), trabajando la representación de
diferentes puntos de vista en el mismo momento, algo muy beneficioso para los
niños puesto que desarrolla su empatía y su capacidad de ponerse en el lugar
del otro. La última estrategia que presento es extraer las formas geométricas y combinarlas (4), estrategia
ligada a la primera, pero esta vez nos centraremos más en la creación de
distintas combinaciones.
En relación con la puesta en práctica de estas estrategias didácticas, trabajamos en clase una propuesta llamada “El Aula de las Sensaciones”, en la que intervienen todas las variantes que el educador manipule y no, en la percepción de los niños. Vivencian una proyección de imágenes, juegos de luces, texturas, interacciones entre colores, formas, movimiento, etc. Una de las cosas que les llamaba mucho la atención era el resultaba que se generaba con la superposición de papeles de colores sobre otros objetos, sobre su piel… Con estas experiencias los niños aprenden con su propia vivencia a resolver problemas, a buscar nuevas inquietudes, observan y modifican los resultados, obtienen aprendizaje, construyendo su propio conocimiento. Cabe destacar en concreto con esta actividad de los colores, es importante trabajar la percepción que supone su visualización en relación al resto de colores que los rodean; es decir que el color depende de los colores que tiene al lado.
En relación con la puesta en práctica de estas estrategias didácticas, trabajamos en clase una propuesta llamada “El Aula de las Sensaciones”, en la que intervienen todas las variantes que el educador manipule y no, en la percepción de los niños. Vivencian una proyección de imágenes, juegos de luces, texturas, interacciones entre colores, formas, movimiento, etc. Una de las cosas que les llamaba mucho la atención era el resultaba que se generaba con la superposición de papeles de colores sobre otros objetos, sobre su piel… Con estas experiencias los niños aprenden con su propia vivencia a resolver problemas, a buscar nuevas inquietudes, observan y modifican los resultados, obtienen aprendizaje, construyendo su propio conocimiento. Cabe destacar en concreto con esta actividad de los colores, es importante trabajar la percepción que supone su visualización en relación al resto de colores que los rodean; es decir que el color depende de los colores que tiene al lado.
El color del pantalón, "verde turquesa", es percibido como más cercano al azul al colocar a su lado una carpeta de un verde más intenso; en cambio si colocamos una carpeta de color azul intenso, el pantalón se acerca más al verde. (en la fotografía no se aprecia el color real de la prenda)
Porque trabajar las nociones
plásticas no es colorear sin salirse de la raya utilizando muchos colores. Es
probar, cambiar, observar e INVESTIGAR de manera sistematizada, siguiendo unas
fases, con unas variables, obteniendo conclusiones (qué ha pasado, qué se ha
aprendido, cómo…) Así se convierte el experimento en sabe. El saber aprendido
se aplica y es significativo.
“Trabajar el blanco
no es pintar sobre una cartulina blanca, sino probarlo sobre otros colores,
investigando qué ocurre, aprendiendo de ello”.
Hay que mencionar que todas estas
formas de trabajar, estos métodos, técnicas, utilización de recursos… viene
condicionado por la idea de infancia que tiene la sociedad. En relación a las
técnicas expresionistas, es conocida la idea de que los niños “sólo son capaces
de trabajar el cubismo en la escuela, por su simplicidad en las formas”; se
transmite aquí la idea de que “los niños tienen una mente simple y no pueden
aprender cosas complicadas”. Demostrado está por las experiencias de varios
educadores (como Mercè) que esto no es cierto, los
niños son capaces de aprender cualquier cosa, el éxito está en saber cómo
aprenderlo. Esta concepción de infancia, tan extendida por la sociedad,
impide que el aprendizaje de los docentes sea progresivo, innovador y de una
gran riqueza educativa. ¿Lo impide realmente? En mi opinión, es importante
adoptar una actitud positiva y de iniciativa, los pequeños movimientos son los
que cambian la mentalidad de la sociedad, y por muy difícil que sea, hay que
empezar desde abajo. Como maestra, pienso y actúo en la medida de que los
alumnos son capaces de, pero claramente hay que provocar que las ideas y las
reflexiones surjan, y para ello es necesario movilizarse y poner en marcha todos
nuestros conocimientos. Con el arte ocurre igual, no es una “asignatura de
relleno”, no es un “recurso para aprender o desarrollar la habilidad motriz”
(que también), sino que tiene un papel importante en el desarrollo de los
niños, y por ello es fundamental trabajarla en las escuelas. Los nuevos tiempos
ayudan a que esto sea posible, por eso hay que estar en continua formación y
pendiente de la innovación. El gran problema es que no tenemos criterio para
elegir y decidir si las opciones que nos ofrecen las editoriales pueden ser
beneficiosas, es decir, si podemos utilizar algo de lo que nos ofertan. No
debemos dejarnos llevar por las editoriales, las fichas y las programaciones,
que nos tienen ganado el terreno a las escuelas. Nuestra postura ha de ser de
intelectuales, enriqueciéndonos, y siendo profesionales, es lo que marcará la
educación de nuestros alumnos. Por eso mismo, debemos investigar y formarnos.
En el texto de Steinberg y
Kincheloe, “Cultura infantil y
multinacionales”, se establece una crítica a la producción de cultura
infantil popular de las empresas comerciales, y al efecto de esta cultura sobre
los niños. El poder del capitalismo, y la sociedad en la que vivimos, que gira
en torno a unos objetivos políticos y económicos, impide que se piense en
educación como una herramienta para hacer mejores personas a los niños. Las
empresas marcan su línea educativa, haciendo que los niños construyan sus
conocimientos en base a lo que ellos les interesa, con el objetivo de formar
personas para su disposición, que se adapten al modelo de sociedad que han
creado. En cambio, en la actualidad existen múltiples líneas pedagógicas,
investigaciones y formas de trabajar y de practicar la educación. Pero,
¿siempre ha sido así la educación?, ¿siempre ha existido esa forma uniforme de
ver la educación y de dar las clases? Hemos visto que el trabajo por proyectos
no tiene nada que ver con esta condición que impone la cultura y la sociedad,
Mercè trabaja por proyectos. Creía en otra forma de educación, sin libro de
texto, sin materiales específicos, sino que los buscaba, los trabajaban, des
daban forma; y ahora se cree que se está inventado esta nueva forma de trabajo,
pero en realidad ya había unos pocos que la aplicaban.
LA EDUCACIÓN DE
CALIDAD ESTÁ EN BUSCAR LO SIMPLE Y LO POCO, Y ESO DARÁ CONOCIMIENTOS DE VALOR Y
MUCHOS APRENDIZAJES.
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